Barcelona, 2011
Título original: Ληξιπρόθεσμα δάνεια (Créditos vencidos)
Traductor: Ersi Marina Samará Spiliotopulu.
Sinopsis:
Sinopsis:
Un caluroso domingo del verano de 2010, el comisario Jaritos asiste a la boda de su hija Katerina, esta vez por la Iglesia y con fanfarria musical. Al día siguiente, poco después de llegar a Jefatura, le informan del asesinato de Nikitas Zisimópulos, antiguo director de banco, degollado con un arma cortante. El macabro homicidio coincide con una campaña que alguien, amparándose en el anonimato, ha emprendido contra los bancos, animando a los ciudadanos a que boicoteen a las entidades financieras y no paguen sus deudas e hipotecas. Lo cierto es que Grecia, al borde de la bancarrota, pasa por un momento muy crítico, y la población no duda en salir a la calle para quejarse de los recortes en sueldos y pensiones. Para colmo, Stazakos, el jefe de la Brigada Antiterrorista, sostiene que el asesinato de Zisimópulos podría ser obra de terroristas. Jaritos, en desacuerdo con esa hipótesis, tendrá que apañárselas con sus dos ayudantes para enfrentarse a un asesino cuyos crímenes apenas acaban de empezar.
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Lo reconozco, siento debilidad por el comisario Jaritos. Me gustó ya en la anterior novela de Márkaris que leí, la primera de esta serie, "Noticias de la noche", y "Con el agua al cuello" también me ha gustado, a pesar de que buena parte del libro se dedica a explayarse sobre la crisis económica en general y el caso griego en particular, pero se trata de un tema tan candente hoy en día que me ha interesado mucho (¡y cómo no comparar con España!).
Como decía, el libro toca muy a fondo la situación económico-social de Grecia y lo hace con una mirada muy crítica hacia políticos y financieros, pero lo mejor, sin lugar a dudas, sigue siendo Jaritos y su forma de hacer, hablar y pensar. No puedes dejar de sonreír cuando le "oyes" hablar. He dicho "oyes" porque es que Márkaris tiene una forma de escribir que te presenta a los personajes como si los tuvieras delante de ti y es como si los conocieras de toda la vida. Vamos, que son pura realidad.
En cuanto a la vida personal y familiar de Jaritos, noto que ha evolucionado algo desde el primer libro. Creo que es más un hombre del siglo XXI, algo menos machista y cerrado que en su primera aparición, y en la relación con su esposa se advierte que a pesar de lo mucho que discuten se preocupa realmente por ella. Eso sí, de romanticismo nada: realismo absoluto e incluso un poco cínico, pero divertido.
Otra cosa buena de estos libros es lo que alimenta... ¡Qué ganas de comer tomates rellenos, berenjenas rellenas o souvlakis! Me encantaría ir a cenar a casa de Kostas y Adrianí. En fin, como no va a poder ser, seguiré soñando.
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