Año de edición: 2010
Traductor: Enrique Bernárdez Sanchís
Título original: Tími nornarinnar
Edición original: 2005
Sinopsis:
Einar, periodista exiliado en una pequeña localidad del norte de Islandia y alcohólico «en descanso», sigue la pista de dos muertes producidas en extrañas circunstancias. Se trata de dos adolescentes que aparentemente se han suicidado pero que han dejado tras de sí una estela de incógnitas de difícil comprensión. La investigación se complica por momentos debido a tres factores no menos complejos: en primer lugar Einar no sabe distinguir la vida privada de la laboral; además, hace todo lo posible por contradecir al redactor en jefe de su periódico, que se empeña en teledirigirle desde la capital; y, por si fuera poco, lo que tiene delante es una microsociedad gangrenada por la corrupción, la droga y una complicada red local de intereses políticos y económicos.
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La historia podría transcurrir en cualquier parte del mundo si no fuera porque los nombres son impronunciables, al menos para los latinos, y es cierto que hay algunas referencias al carácter islandés cuando se habla de las tradicionales peleas de fin semana y al tiempo libre ocupado en beber (aunque, la verdad, esto también es muy propio de cualquier civilización urbana del mundo, con la diferencia de que en los países cálidos se hace más al aire libre que en los bares). Resulta que los islandeses no son tan diferentes de los españoles o de cualquier otro europeo, aunque nos resulte un lugar tan lejano y exótico a los del sur.
Como digo, me ha llamado la atención la forma de vida tan encerrada en la ciudad y en edificios, pero también el sentido del humor del autor. El protagonista podría ser uno de esos detectives típicos americanos solitarios, con pocos o ningún amigo, escasas y difíciles relaciones familiares y problemas con el alcohol, pero tiene un sentido del humor al que no nos tienen acostumbrados esos chicos, con una forma de enfrentarse a la vida y a los problemas que destila más socarronería que amargura. Esto me ha resultado lo mejor del libro.
En cuanto a la trama, ha sido lo peor porque me ha resultado de un desarrollo excesivamente lento. La verdad es que como novela de suspense o policiaca la hubiera abandonado si no hubiera sido por el interés que me despertaba Einar y su mundo. Por otra parte, me ha resultado refrescante que contrariamente a otras novelas nórdicas tan de moda no nos encontremos con un crimen que tiene sus orígenes en un pasado oculto y oscuro y en los traumas del protagonista. Estamos ante el mal sin más, la ambición, el ego desmedido, el desdén por los demás... vamos, lo típico de la humanidad a lo largo de su historia.
Estoy en duda, no sé si recomendarla o no. Puede que le dé otra oportunidad a este autor en el futuro con otra de sus novelas traducidas al español, "El domador de insectos". Me lo pensaré.
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