Año: 2010 (2005)
Sinopsis:
Poco después del asesinato de un matrimonio de inmigrantes albaneses, un hombre, también de origen albanés, se confiesa autor del crimen. El caso, en apariencia cerrado, se desvela mucho más sórdido y complejo cuando una periodista especializada en sucesos, Yanna Karayorgui, aparece asesinada. Kostas Jaritos, comisario de la policía ateniense, es el encargado de la investigación. Genuino antihéroe de novela negra, Jaritos recurrirá a su intuición, cinismo y experiencia para desentrañar una trama de comercio clandestino, muy turbio, en el que están en juego intereses económicos de importantes organizaciones griegas y albanesas.
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Petros Márkaris es un escritor griego nacido en Estambul en 1937, de padre armenio y madre griega. Estudió Economía en Grecia, Turquía, Alemania y Austria antes de especializarse en la cultura alemana y dedicarse a la traducción de autores como Bertolt Brecht, Thomas Bernhard o Arthur Schnitzler. Ha colaborado asiduamente con el director de cine Theo Angelopoulos, pero lo que le ha dado fama han sido las novelas de género negro protagonizadas por el teniente Jaritos, un desengañado policía ateniense que sirve a Márkaris para hacer una representación crítica, que el califica de brechtiana, de la sociedad actual.
"Noticias de la noche" es la primera de las novelas que dedicó a su personaje estrella, Kostas Jaritos, un policía desencantado, muy crítico con sus superiores y con las estructuras sociales del momento que vive, machista y bruto, y al mismo tiempo inteligente y buen tipo en el fondo. Intenta la mayor parte del tiempo mantener un perfil bajo en sus investigaciones y seguir un camino fácil que no le busque problemas con los políticos de turno y sus jefes, pero el buen policía que lleva dentro no le deja.
Tiene un sentido del humor ácido y una mirada cínica que se ríe de todos empezando por él mismo. Me ha recordado un montón al Carl Morck de Jussi Adler Olsen, salvando las distancias, claro, porque la Grecia de principios de los noventa que nos muestra Márkaris no tiene mucho que ver con Dinamarca, ni sus crímenes de andar por casa con los psicópatas de los best-sellers nórdicos. Esa es otra de las cosas que me han atraído de esta novela: su reflejo de un país muy cercano al nuestro, sus personajes tan próximos, sus calles con tráfico imposible, sus casas de barrios corrientes y personajes sin glamour. La vida misma, tan cercana y a la vez tan lejana porque parece mentira que los noventa estén a la vuelta de la esquina y sin embargo nos hablen de un mundo sin internet ni teléfonos móviles por doquier, algo que hoy nos parece impensable.
El personaje de Jaritos es el gran logro de la novela, porque la trama, que al principio parece va a ser del típico asesinato con sospechosos a los que se va interrogando e investigando para acabar encontrando al culpable más inesperado (la típica novela de detectives que es la que, en el fondo, a mí más me gusta -nostálgica que es una de la época de Agatha Christie), se va complicando con una trama de tráfico de órganos y niños que te despista un tanto del misterio principal: quién es el asesino. Confieso que sospeché quién era desde muy al principio aunque no se me ocurría por qué y es que el autor hace un poco de trampa y nos oculta algún dato fundamental...
Como decía, lo mejor es el teniente Jaritos, aunque haya momentos en los que resulte odioso por su actitud con su mujer, con la que mantiene una relación nada políticamente correcta, pero que resulta totalmente creíble, más que las edulcoradas parejas de serie norteamericana. También nos puede echar para atrás de este personaje su pasado de policía al servicio de la dictadura de los coroneles y sin embargo, es algo que lo hace más auténtico y humano: un buen tipo normal que no huyó ni luchó contra la dictadura, que se implicó en el sistema como tantos otros, como la mayoría, vamos, sin dejar de ser un buen tipo incluso para los enemigos políticos de la dictadura, como se verá en esta historia.
No me ha parecido una novela redonda, pero sí una buena novela negra y me ha dejado con ganas de saber más de Kostas Jaritos, sus investigaciones y su familia. Volveré a leer sobre él y algún otro libro de autores del sur de Europa. No todo va a ser escritores nórdicos.
Con la de novelas de este autor que he visto en las librerías y no me ha dado nunca por leer ninguna, y eso que me gusta mucho la novela negra. Por lo que dices está bastante conseguida, así que miraré a ver si la veo en la biblioteca. Besos
ResponderEliminarYo repetiré; en cambio del que estoy leyendo ahora, Camarelli, no sé si me quedarán ganas.
ResponderEliminarQuería decir Camilleri, ja, ja. Es que no me ha caído bien este hombre y no lo tengo interiorizado.
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